Emociones del cuidador: Paciencia
Las demencias son enfermedades tan complejas y acaparan tanto
a los cuidadores que requieren tener una gran capacidad de paciencia. El
síntoma que más requiere de esto son las alteraciones de conducta. La mayoría
de los cuidadores saben las pautas básicas para actuar, qué hacer y qué evitar,
qué palabras emplear y qué actitud tomar ante ello. No obstante en todo esto
falta un elemento crucial. La paciencia.
Todas esas pautas que pueden quedar más o menos claras, deberán
emplearse una y otra vez hasta tener controlada la situación y es aquí donde
entra la paciencia. La práctica, el uso de técnicas de relajación y el
conocimiento en gustos y preferencias para desviar su atención facilitarán su
afrontamiento.
Una expresión muy comentada entre los cuidadores de pacientes
con Alzheimer y otras demencias es “¿donde
se compra la paciencia?”.
La paciencia es una capacidad personal. Hay personas que
parece que nunca se les agota, y en cambio otras, reaccionan con gran ansiedad
al poco tiempo de la aparición de un suceso estresante. Es complicado decirle a
una persona poco paciente que lo sea sin más. Esta capacidad se desarrollará a
medida que se enfrenten a situaciones estresantes y tomen conciencia de su
utilidad.
Aprenderlo es una tarea ardua, lenta y progresiva. Uno no se
vuelve paciente de repente. Para conseguirlo deberá tomar conciencia de sus
beneficios y tener la fortaleza y las herramientas para mantenerse ante ciertas
situaciones.
La paciencia es una virtud que todos tenemos en potencia, pero no todos ejercitamos. Como bien dices, es imprescindible cuando se trata de cuidar a personas mayores y, en mi opinión, también importante en cualquier interacción con otras personas, sea cual sea su edad.
ResponderEliminarAsí es Ester, la paciencia es una virtud que todos quisiéramos tener bien potenciada para ponerla en práctica en todos los ámbitos de nuestra vida. Gracias por tu comentario.
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