Emociones del cuidador: Vacío

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El vacío en el cuidador puede experimentarse de diversas maneras y en diversas etapas de su labor.

Es frecuente encontrar a cuidadores implicados al 200%, y ello conlleva necesariamente a renunciar a sí mismos. Si tu vida se reduce a esta labor no existirá la atención a otros asuntos, por falta de medios o directamente porque no te o permites.

La vida de las personas está llena de sensaciones, vivencias y entornos diferentes. Si la reducimos a uno solo, inevitablemente aparecerá ese sentimiento de vacío. Ese que te cuestiona como persona, que ciega todo aquello que hay alrededor y que impide que se reciba lo que otras personas o cosas pretenden mostrar. De esta manera, cuando se mira hacia  detrás se divisa nostalgia de tiempos mejores, cuando te centras en el presente ves dedicación, sobrecarga y cansancio. Pero el problema viene cuando miras al futuro, ya que lo que ves es vacío. Expectativas huecas.

Esta sensación de vacío durante el cuidado va normalmente de la mano de una fiel compañera, la soledad.

Por otro lado están los ex cuidadores. Los que les han acompañado en el camino de la enfermedad, luchando de manera incansable para hacérsela lo menos amarga posible.

Ellos, que ven un futuro vacío después de la pérdida y que se confunden al pensar que poco tienen que dar ya en esta vida. Un pensamiento normal y que poco a poco les irá dando tregua concediéndoles una valía personal y unas nuevas ganas de vivir.

A todos los cuidadores y ex cuidadores que sienten vacío, que lo llenen con aquellas personas, lugares o cosas que les aportan felicidad y confianza. Personas, lugares y cosas, que parecían olvidadas, pero que siempre permanecen porque les une algo especial.

Pero sobretodo que se esfuercen en llenar su vacío interior de aprendizajes derivados de esta dura experiencia, y así, seguir fortaleciéndose con cada experiencia y continuar, siempre siempre continuar con sus vidas.