Patas de gallo, líneas de vida
Tengo de más de esto, de menos de lo otro. Quiero mucho de
aquello y poco de lo otro. Necesito, quiero, espero, deseo…
Me gustaría tener, poseer. Mi deseo sería estar…
¿Cómo seguiríais estas frases?
Es increíble la
diversidad de respuestas que se dan, sobretodo en relación a la edad.
Centrados en lo vacío del vaso obviamos lo que fundamenta lo
lleno y caemos en el error de orientar nuestros objetivos hacia las carencias
dando de lado las fortalezas que realmente nos encaminarán a conseguir futuros
logros.
La teoría de lo verdaderamente importante puede estar clara,
pero los hábitos de vida nos sitúan en un camino que termina borrando la
esencia de vivir y lo necesario para que esto pueda darse. Salud, amor,
amistad, sensaciones, emociones, necesidades básicas…
Algo tan nimio como unas patas de gallo puede hacernos creer
que no lo tenemos todo para ser felices.
Y estas patas de gallo simbolizan la felicidad, ellas, que
han sido creadas a base de sonrisas, ideadas desde el buen humor y que deben
ser consideradas como marcas de vida. Líneas que recuerdan experiencias y nos
guían a recordar lo verdaderamente importante, aquello que nos da la felicidad
real y que se mantiene a pesar de las circunstancias.
Eso que no se tiene, se vive, y que ya nunca podrá perderse.
¿Por qué querríamos eliminarlas?
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