Qué va a ser de mí….

Tan rápido como evoluciona la vida lo hace nuestra manera de pensar, pero evolución en muchos aspectos no quiere decir mejora.

Es obvio que se vive mucho mejor que hace 50 años. En relación a las comodidades y al nivel económico, algo que facilita una vida más centrada en el disfrute y con el mínimo sacrificio. ¿A quién no le gusta irse cada año de vacaciones, tener variedad de ropa y salir frecuentemente a disfrutar del cine, conciertos, comidas…?. Esto nos lo da el siglo XXI y la sociedad de consumo, y parecemos felices con ello. Lo que no se habla es de lo que esta forma de vida nos está quitando.

En España presumimos de ser más cercanos y familiares, pero cada día nos vamos alejando de esto. Cambiamos las reuniones familiares por viajes, sustituimos conversaciones en vivo por mensajes de texto, y nos preocupamos más por nuestro tiempo y preferencias que por la necesidad de los nuestros.

Recientemente hablaba con la hija de una persona mayor que me decía:

“¿Qué va a ser de mí?, yo lo he dado todo por mi madre, he invertido todo mi dinero en que esté atendida en casa, que vaya a un centro de día, le garantizo las comidas, la limpieza, le brindo compañía… pero cuando llegue yo a ese punto ¿quién se va a ocupar de mí? Mis hijos me quieren mucho, pero no han aprendido ese sentimiento por dar todo por los suyos, dejando de lado los caprichos personales que se convierten en innecesarios. Son jóvenes, y sus preocupaciones giran en torno a sí mismos, pero no se si eso va a  cambiar cuando sean más mayores. Quizás antes se vivía peor, pero había mucho más cariño que ahora…”

Nos estamos alejando de aquellos valores humanos que nos convierten en seres sociales. El consumismo nos hace egoístas y nos aleja de los nuestros.

¿No creéis que es el momento de comenzar a tomar conciencia de esto e invertir más en quienes nos lo han dado todo?

Pensad en vosotros mismos con 85 años y en cómo os gustaría vivir, quizás esta es la manera de ser coherente con lo que a día de hoy hacemos.