Espiritualidad y Religión en la vejez
Espiritualidad
y Religión en la Vejez
Es evidente la
disparidad que existe hoy en día en cuanto a la religión en relación a la edad
de las personas. Sin intención de generalizar, es obvio que nuestros mayores
tienen unas creencias y prácticas relacionadas con la religión (católica en
concreto) más arraigadas que adultos y jóvenes.
Siendo esto así, ¿en
qué se puede traducir esto en cuanto a recursos psicológicos?
La pertenencia
activa a una religión aporta recursos de manera espontánea que podrían proteger
a esas personas de dificultades psicológicas en la vejez.
Existen estudios
que afirman que las creencias religiosas contribuyen a la habilidad para
enfrentarse con efectividad a enfermedades, discapacidad o eventos negativos. La
fe proporciona esperanza y satisface la incertidumbre y esto protege frente a
sentimientos de culpabilidad hacia sí mismo y hacia la búsqueda de culpables. Además
la promoción del optimismo desde la religión es otra fortaleza que permite a
los creyentes agarrarse a ella al enfrentarse a sucesos críticos para su mejor
afrontamiento.
Por otro lado desde
la comunidad científica se ha afirmado que la espiritualidad promueve estilos
de vida y comportamientos más saludables contribuyendo así a un menor riesgo de
enfermedades y en general mejor calidad de vida.
Otros beneficios a
los que se ha hecho referencia en estudios tienen que ver con la longevidad, el
enfrentamiento a la muerte y la satisfacción vital. Koenig encuentra en sus
estudios de 2001 que los adultos mayores que tienen una profunda fe religiosa
tienen una mayor sensación de bienestar y satisfacción vital. Además, la
participación activa en actividades religiosas brinda un apoyo que protege del estrés
y aislamiento y les reporta menor temor a la muerte.
Teniendo en
cuenta que la vejez es una etapa de la vida llena de eventos críticos
(jubilación, enfermedad, dependencia, independencia de los hijos, viudedad,
duelo ante pérdida de seres queridos…) y según los estudios expuestos
anteriormente, ¿Podría decirse que
pertenecer de manera activa a una religión es un factor que facilita el
afrontamiento de sucesos críticos en la vejez?
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